¿Por qué Puccini?
¿Qué hay de especial en su música? ¿Por qué nos hace llorar cuando
muere Liú? ¿Por qué nos emociona tanto al escuchar su música?
Puccini tiene una
gran sensibilidad para describir los sentimientos con una melodía
expresiva. El brillo y la finura de su lenguaje orquestal consisten
en dibujar detalles y clarificar situaciones en pocos compases. Las
palabras cantadas y la orquesta se complementan mutuamente, creando
ambientes, expresando sentimientos y describiendo la historia.
Quizás los méritos de Puccini nos hacen pensar en un
niño prodigio. En realidad no es exactamente esto, es, mejor dicho,
un trabajador - perfeccionista.
Su primera ópera fue
Le Villi
(1884) y su primer triunfo
Manon Lescaut
(1893). Además de doce óperas, Puccini escribió otras obras
notables, como una Misa solemne, un Himno a Roma, un capricho
sinfónico, dos preludios sinfónicos y tres minués para cuarteto de
cuerda.
Cada una de
sus partituras posee un clima específico: lo parisino en "La Bohème",
lo romano en "Tosca", lo japonés en "Madama Butterfly", lo chino en
"Turandot".
Incluyó en su taller
detallados estudios del folclore del lejano oriente en sus trabajos
sobre "Madama Butterfly" y "Turandot".
Los libretos, desde
la época de Manon Lescaut, son su principal preocupación.
Su música es
esencialmente de brillante colorido. El valor de la música teatral
pucciniana es la fuerza expresiva de la melodía en sí, la cantinela,
el conjunto de sensaciones auditivas y cromáticas. El brillo y
la finura de su lenguaje orquestal consiste en dibujar detalles y
clarificar situaciones con pocos compases. En sus armonías es lo
suficientemente original como para llamar la atención del aficionado
corriente. Nunca cansa con la repetición de viejas fórmulas
(melódicas, armónicas u orquestales), ni asusta con la introducción
de elementos totalmente nuevos, ofreciendo siempre su gran sentido
teatral.
Muchas de sus óperas no se sitúan en su
presente, muchas tienen localizaciones exóticas y sólo unas pocas
poseen elementos realistas en cuanto a los sentimientos.
Puccini establece por
primera vez un vínculo esencial entre el tema y el comentario
musical. Él, que siente una gran atracción por el mundo exótico,
sabe captar y recrear cualquier ambiente por medio de escalas de
tonos enteros y una sutil y precisa orquestación, utilizando
recursos inusuales (como el tambor velado o los gongs afinados),
creando melodías de gran belleza
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