jueves, 4 de abril de 2013

PUCCINI Y SUS OBRAS

¿Por qué Puccini? ¿Qué hay de especial en su música? ¿Por qué nos hace llorar cuando muere Liú? ¿Por qué nos emociona tanto al escuchar su música?
Puccini tiene una gran sensibilidad para describir los sentimientos con una melodía expresiva. El brillo y la finura de su lenguaje orquestal consisten en dibujar detalles y clarificar situaciones en pocos compases. Las palabras cantadas y la orquesta se complementan mutuamente, creando ambientes, expresando sentimientos y describiendo la historia.
Quizás los méritos de Puccini nos hacen pensar en un niño prodigio. En realidad no es exactamente esto, es, mejor dicho, un trabajador - perfeccionista. Su primera ópera fue Le Villi (1884) y su primer triunfo Manon Lescaut (1893). Además de doce óperas, Puccini escribió otras obras notables, como una Misa solemne, un Himno a Roma, un capricho sinfónico, dos preludios sinfónicos y tres minués para cuarteto de cuerda.
Cada una de sus partituras posee un clima específico: lo parisino en "La Bohème", lo romano en "Tosca", lo japonés en "Madama Butterfly", lo chino en "Turandot".
Incluyó en su taller detallados estudios del folclore del lejano oriente en sus  trabajos sobre "Madama Butterfly" y "Turandot".
Los libretos, desde la época de Manon Lescaut, son su principal preocupación.
Su música es esencialmente de brillante colorido. El valor de la música teatral pucciniana es la fuerza expresiva de la melodía en sí, la cantinela, el conjunto de sensaciones auditivas y cromáticas. El brillo y la finura de su lenguaje orquestal consiste en dibujar detalles y clarificar situaciones con pocos compases. En sus armonías es lo suficientemente original como para llamar la atención del aficionado corriente. Nunca cansa con la repetición de viejas fórmulas (melódicas, armónicas u orquestales), ni asusta con la introducción de elementos totalmente nuevos, ofreciendo siempre su gran sentido teatral.
Muchas de sus óperas no se sitúan en su presente, muchas tienen localizaciones exóticas y sólo unas pocas poseen elementos realistas en cuanto a los sentimientos.
Puccini establece por primera vez un vínculo esencial entre el tema y el comentario musical. Él, que siente una gran atracción por el mundo exótico, sabe captar y recrear cualquier ambiente por medio de escalas de tonos enteros y una sutil y precisa orquestación, utilizando recursos inusuales (como el tambor velado o los gongs afinados), creando melodías de gran belleza

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